Derecho a la Existencia 2018-12-07T15:41:28+00:00

Derecho a la Existencia
La gestión de las urgencias

Derecho a la Existencia
La gestión de las urgencias

#interrumpir

 #existir

#resistir

Interrumpir la sangría
Estanque de Violación de derechos humanos

«Mi sueño para la política es que ellos dejen de matarnos, porque si nosotros morimos nosotros no vamos a reclamar. Es ese, es el sueño».
Pretas em Movimento

Existir y resistir

En 2018 la Constitución Federal Brasileña cumple 30 años y la Ley de la abolición de la esclavitud cumple 130 años. Pasado todo ese tiempo, quien vive en las periferias, favelas, quebradas y aglomerados, aún no tiene sus derechos constitucionales garantizados por el Estado, y las desigualdades continúan siendo un abismo.

El derecho a la vida es una garantía fundamental prevista en el artículo 5º de la Constitución Federal. No obstante, aunque asegurado, su garantía en la práctica no existe, principalmente en las periferias. El surgimiento de iniciativas que empiezan a cuestionar ese derecho fundamental de existir por medio de la resistencia a las violaciones constantes en los territorios periféricos, genera voces y cuerpos políticos que construyen puentes de acceso a los derechos para el colectivo «marginalizado« y olvidado.

Ausencia Planeada del Estado

Los grupos que estuvieron siempre en los espacios de decisión y poder no cuentan con un gran historial de participación de los sujetos periféricos, esto como resultado de la falta de acceso a los derechos. La dominación de esos grupos en el poder genera un planeamiento y priorización de determinados territorios que no son los periféricos, así como la inversión en políticas públicas que no modifican la reducción de las desigualdades. Después, no podemos afirmar solo como «ausencia del Estado» de esa perspectiva, sino la ausencia planeada del Estado. La ausencia es una elección de quién está en el poder.

Esa ausencia planeada que está por muchos años programada por el poder económico y por el status quo naturalizado de segregación, colabora para el mantenimiento de las urgencias diarias en las poblaciones periféricas. El tiempo que sería para la política es el tiempo para la supervivencia.

«Muchas veces, producir una mínima condición de supervivencia para una familia significa comprometer a esa familia en la lucha, comprometer a esa familia en la formulación política. Porque si usted está sobrecargado con las demandas de la supervivencia, usted no tiene tiempo para pensar en nada más, no tienes posibilidad de pensar en nada más. Y entonces dice: Ah, no, el brasileño es enajenado, él no se compromete, él está como omiso. Viejo, las personas luchan para vivir, para sobrevivir, para tener la comida en la mesa, para poder pagar la cuenta de la luz, para conseguir comprar el pan en la panadería, esa es la realidad de las personas. Ellas no están militando en partidos políticos y colectivos, yendo a grandes actos en las calles, no es porque ellas sean perezosas o porque a ellas no les importa, es al contrario»

Fernanda, Belo Horizonte

La identidad periférica de los habitantes de aglomerados, favelas y quebradas es una de las principales pautas de los hacedores que están trabajando en la gestión de esas urgencias. El fortalecimiento de esa identidad política colectiva es una de las formas de crear confluencia que se plantea la otra dinámica de los espacios de decisión y sustituye la ausencia planeada del Estado. El hacedor no tolera más abusos, denuncia violaciones y da luz a esa existencia.

«Usted solo puede exigir, si usted existe.
Si usted no existe, ¿cómo es que puedes reclamarle al Estado?»
Celinha, Belo Horizonte

Quilombo Manzo

Makota Kidoiale es una de las líderes de Quilombo Manzo, en Belo Horizonte. Fundado en 1972, recién en 2007 fue reconocido como territorio quilombola después mucha lucha de la comunidad.

Humanidad

Ser, estar y permanecer en los lugares de reconocimiento y articulación

La disputa del imaginario colectivo por la existencia y por la garantía de derechos permea las discusiones y movimientos, pero, las periferias están en la disputa para no ser más un lugar de objeto de búsqueda, y ocupar el espacio intelectual y político de sí misma como agente transformador de realidad. La invisibilización de esos cuerpos marginalizados dificulta ese contexto. Los hacedores se hacen presentes en los espacios, alimentando las decisiones de reflexiones necesarias para que los debates se profundizan.

«Basta ver que la mayor pauta trans es bañero, identidad y respetar el nombre. Nombre, baño… ¿¡el Supremo Tribunal de Justicia definirá a cuál baño podemos ir!? Nosotros estamos luchando por el concepto de humanidad».

Duda, Belo Horizonte

Transvest

Transvest es una organización sin fines de lucro en Belo Horizonte que capacita travestis de la capital y región para el ingreso universitario, cursos suplementarios, además de realizar acompañamiento jurídico y psicológico para esta misma población.

Muros Invisibles y la carrera del tiempo

La construcción del territorio a partir de la distribución económica en las ciudades erigió grandes muros invisibles, delimitados en sus accesos, actuación del Estado, ingresos, color, proyectos y sueños generados por ahí. Existir requiere estrategias ancestrales y tecnologías sociales que son creadas, adaptadas y aplicadas en el día a día. Las muertes en favelas, aglomerados y periferias son día a día. Combatir y transformar esa realidad es uno de los desafíos para la continuidad de proyectos y perspectivas de futuro.

Las estrategias para producción y difusión de informaciones que protegen la existencia tienen un tiempo completamente diferente de cualquier otro territorio, con prioridades que se alternan y crean una carrera por el estanque de las violaciones, que perfora planeamientos y crea la urgencia de acciones inmediatas.

Coletivo Papo Reto

El Colectivo Papo Reto actúa en el Complejo del Alemán y en otras favelas de Rio de Janeiro con articulación, comunicación y movilización de las comunidades contra la violencia del Estado y por la garantía de los derechos.

CCD na Web

El CDD en la Web es un portal de comunicación comunitaria de la Ciudad de Dios, zona Oeste de Rio de Janeiro, y hace política hablando de políticas públicas para los habitantes con objetivo de cambiar esa realidad.

Según Amnistía Internacional, en Brasil es como si cada dos días cayese un avión de jóvenes entre 15 a 29 años, donde 77 % de estos son negros. Ese número de jóvenes que pierde el derecho a la vida y así, su existencia, en su mayoría son de estos territorios, donde el proyecto político de control muchas veces se da por medio de la utilización de las fuerzas policiales.

«Aquí en el Borel hubo toque de queda, dos favelas con UPP, y aquí tuvimos un policía que entró en la casa de un joven y lo ejecutó con un tiro en la nuca, y entonces después lo expuso como acto de resistencia, solo que no era acto de resistencia, fue ejecución. Y eso fue en 2013. En 2013 nosotros nos organizamos, en fin, los amigos, El Ocupa Alemán, tipo un acto, tiene un micrófono abierto en la plaza, todo el mundo llegaba ahí y hablaba sobre lo que podría cambiar, y de ahí salió un manifiesto que nosotros entregamos por pensar que precisaba de una instancia mediadora entre los pobladores y la policía, y no debería ser la policía que mediara el conflicto con ella misma».
Thamyra, Rio de Janeiro

La fuerza policial del Estado llega en forma de opresión, poniendo en la línea del frente, de ambos lados, a los más débiles. O sea, tanto el policía que reprime como quien sufre la violencia, participan o vienen del mismo contexto de ausencia de esos derechos fundamentales. El policía que va a la línea de frente también es reclutado por el Estado en las periferias. Los dos están del mismo lado. La existencia y garantía a la vida pasa por la necesidad urgente de rever el control del Estado sobre las periferias y cómo estas corporaciones lo hacen, regulan y defienden a la población.

«Cada 23 minutos, matan a un joven negro. ¿Cuántos mueren como consecuencia directa de la acción policial? ¿Y de esos que mueren como consecuencia directa de la acción policial, cuántos policías de hecho fueron juzgados por eso? Y entonces, ¿yo voy a intentar poner en la cárcel al policía que está ahí, en el frente, al que disparó? ¿A él, que seguramente es negro? ¿Y el que lo mandó? Yo suelo decir esto: yo no quiero al tipo de ahí, del frente, viejo, yo quiero al dueño, yo quiero agarrar a aquel de allá, que está escondido atrás de un escritorio, con aire acondicionado dando las órdenes y diciendo que él no tiene nada con eso». Fernanda, Belo Horizonte

«Porque la diferencia es que mucha gente que está debatiendo nuevas políticas de drogas es la mayoría de clase media, de clase alta, comprometida pensando en cosas que son correctas también, como poder usarlas sin ser perseguidos, derecho a su cuerpo, derecho a su libertad, poder usar la sustancia que quiera. Hay persona que usándola para la salud, que es importantísima, solo que en la favela hasta quien no las usa muere, entonces es preciso hablar sobre política de drogas en la favela, porque política pública para la favela es la guerra a las drogas. La principal política pública para nosotros llega siempre por medio de la secretaría de seguridad que es la presencia de la policía entrando en el morro, y ahí muere quien la usa, muere quien no la usa, muere quien está en la iglesia, muere quien está en la escuela, muere todo el mundo asesinado por la idea de una guerra a las drogas, y entonces nosotros que intentamos hacer ese discurso, cambiar esa idea con nuestros amigos»
Jéssica, Rio de Janeiro

Ana Paula Freitas, Nana Oliveira, Vanessa Beco e Wellington Amorim

Assessoria Popular Maria Felipa

Brasil tiene más de 720 mil personas encarceladas; 40 % de ellas aguardan por su juicio; más de dos tercios son negras. Por otro lado, el Poder Judicial se configura en una casta blanca y mayoritariamente masculina, con los mayores salarios y beneficios del funcionalismo público. Mujeres y hombres blancos juzgando mujeres y hombres negros.

Lo que Nana Vieira, Ana Paula y otros abogados notaron es que el lenguaje jurídico, la falta de acceso a abogados particulares, el exceso de demanda a la Defensoría Pública y el hecho de que organizaciones de derechos humanos actúen principalmente en casos emblemáticos perpetúan un proceso de criminalización de la población negra y pobre por generar un vacío en la defesa.

Por eso, crearon en Belo Horizonte la Asesoría Popular Maria Felipa, que presta servicios de asistencia jurídica a bajos precios. «No tener un abogado en condición de asistir le impide a las personas denunciar, porque si yo le digo a alguien que denuncie pero no consigo generar respaldo para que ella no sufra represalias, yo no puedo decirle que haga la denuncia», explican ellas

Fala Roça

Fala Roça es el diario impreso, medio de comunicación que aborda cuestiones del día a día de la favela más grande de Rio de Janeiro, la Rocinha, ubicada en la zona Sur de la ciudad, habitada por moradoras y moradores de origen mayoritariamente nordestino.

Y el responsable por eso es una cría de la comunidad: Michel Silva, de 24 años, hijo de auxiliares de servicios generales. Ligado al movimiento desde pequeño, Michel tomaba el diario que el padre traía de su empleo en un condominio para seguir las noticias. Fue en una de esas en que él se dio cuenta que el modo de vida de quien estaba en el asfalto era muy, muy diferente de quien vivía en el morro.

Con una computadora de 256MB de memoria y una credencial improvisada de «prensa comunitaria», él empezó a cubrir los acontecimientos del barrio – y a ser reconocido por eso. De los eventos culturales a la desaparición del albañil Amarildo, ahí está el Fala Roça. Y en este año de votación, él mapea las candidaturas de las favelas y apuesta a la elección de jóvenes negros con conocimientos de la coyuntura política de Brasil. «Yo tengo esperanza de que vamos tener una serie de candidaturas nuevas, rostros desconocidos, y creo que el papel de la prensa es mostrar a quien quiere cambiar la política actual», dice él. «La transformación viene de la resignación del pueblo».

Visibilidad como herramienta de supervivencia 

La comunicación utilizada como herramienta da la visibilidad a las violaciones de los derechos que suceden en las periferias.

La capacidad de accionamiento inmediato de las redes independiente en distintos momentos de urgencia y la colaboración y creación de redes de apoyo y de acciones, que no son lineales ni tampoco tradicionales, garantizan el registro y la difusión de esas violaciones.

«Y entonces, ellos preguntan: La gente de aquí, de la comunidad, se está politizando, comenzando a entender de seguridad pública, porque pone todo en la página. Porque ellos lo llaman los colectivos. Es así exactamente, nosotros tenemos que pensar, tenemos que ocupar los espacios propios de la política y luchar por nuestros derechos, que es la cosa básica. Y la tecnología nos ayuda mucho en eso. Entonces, si nosotros no tuviésemos tecnología ahí, mira, estaríamos en la nada».
Noemy, Rio de Janeiro

«Escuchen, ese es el futuro que nosotros tenemos que llevar, es la buena nueva que tenemos que llevarles a todos los parientes, orientar a todos los parientes: mira, pariente, ahora nosotros somos ciudadanos, después de la Constitución Federal del 88, ganamos el derecho de tener los mismos derechos, de ser ciudadano como cualquier brasileño. Entonces, mano, da permiso que esa es el nuevo orden».

Fetxá, Brasília

Santuário dos Pajés

Santuario dos Pajés es una tierra indígena con tres grandes etnias que está al noroeste de la ciudad de Brasilia, un territorio que resiste y lucha contra la especulación inmobiliaria desenfrenada. Su líder, Fetxa Verissimo, es un joven líder que inspira a su comunidad, ¡y también a nosotros!

Casa Frida

Casa Frida está ubicada en São Sebastião (periferia de Brasilia) y es mucho más que un espacio cultural: la casa también ofrece la recepción a mujeres víctimas de la violencia.

La difusión de conocimiento, volverlo accesible, intermediar en las relaciones de quien está en estos territorios (y quien o lo está, pero tiene el poder de influir) son formas de existir, resistir y coexistir.

«Ellos creen que tienen, por ejemplo, indio tiene mucha tierra, ¿por qué ustedes quieren más tierra? La persona queda tipo… Yo siempre intento mostrar mi punto de vista y llevo documentales, llevo entrevista, llevo para allá distintos materiales que tienen del medio, para mostrar, o para ellos aquí, y les muestro: amigos, fue aquí donde yo nací, fue aquí donde murió mi padre, mi madre me tuvo aquí, fue aquí que el tractor me pasó por encima, me arrastró por casi 100 metros con arena y todo. Fue aquí que llegaron, amenazaron a mi madre, amenazaron a mi padre, amenazaron a mi gente, fue aquí donde sucedió todo, el derramamiento de sangre, fue aquí que mis primos dieron la vida, muchas personas dieron la vida por esa causa. Entonces, si fuese tu casa, si alguien llegase a tu casa con un tractor y la pasase por encima, ¿qué harías, cómo te sentiría, cómo irías a luchar por eso? ¿Cómo es qué te sientes estando en mi lugar ahora, viendo que una cosa que mi padre plantó hace 45 años atrás, una planta, el tractor vino y pasó por encima, sin nada, sin ningún respeto, sin nada, por aquello?
Fetxá, Brasília

Y el fortalecimiento de la colectividad garantiza seguridad para existir mientras los individuos son amenazados.

«En verdad, yo fui una persona muy cobarde. Porque yo precisé construir un proyecto social, precisé montar una sala, dar visibilidad al proyecto, abrazar el proyecto para que yo pudiese salir del armario y mostrar lo que yo tengo bajo mi identidad. ¿No? Corajuda son las niñas que desde pequeñas están ahí militando con su identidad, están ahí en la pista, que pudieron pavimentar todo para que yo, ahora con 36 años, pudiese comenzar mi transición de género».
Duda, Belo Horizonte

Existencia y colectividad

Es importante entender que las periferias quieren existir siendo lo que son, porque la potencia y la raíz está en esos territorios. Es parte del hacer político periférico existir colectivamente, mantenerse indígena, quilombola, negro, con todos los ritos, modos de hacer, tradiciones y respeto con su ancestralidad que constituye la identidad genuina de esos territorios y grupos. Muchas veces, cuando el hacedor hace esa elección, él se aleja de lo que se entiende hoy por acceso al ocio y la cultura, principalmente la cultura del entretenimiento.

«Yo pierdo un poco esa adolescencia, ¿entiendes? Mi infancia también estuvo un poco perdida, porque desde siempre tuve en esa causa, no solo en esa como en otras tierras indígenas también (…)Entonces, muchas veces yo hablo así: pucha, yo podría largar todo eso, yo podría dejar eso atrás y tener una vida de adolescente, una vida social, una vida diferente. Pero yo pienso: y a futuro, si yo los dejara a ellos aquí como es que va a ser, ¿por qué causa yo voy a luchar? Si mi padre murió por eso, ¿por qué yo voy a dejar eso? Mi madre pasa por amenazas, pasa por todo eso, por qué yo tengo que mirar para mí y decir: ¿yo voy a largar esto porque quiero ir a una fiesta? No, yo creo que eso no es justo conmigo ni con mis antepasados y ni con los futuros, que están viniendo por ahí, mis sobrinos, los nietos, todo».
Fetxá, Brasília

«El CCJ, él, nosotros, ahora no, todo el equipo, nosotros trabajamos más en el enfrentamiento con la juventud urbana y ahora, estamos dialogando también con la juventud rural, del campo, ya hace 3 años… Nosotros también estamos trabajando con la juventud indígena, y que nosotros hacemos ese enlace con los amigos del pueblo xucuru, no, entre otros. Y nosotros estamos trabajando más la cuestión del derecho a la ciudad, derecho a la movilidad, en esa perspectiva de juventud que vive en el campo y en la ciudad, cómo es que nosotros podemos llevar ese medio de comunicación para esa juventud que está en el medio de la periferia».
Jéssica, Recife

Mãe Beth de Oxum

Centro Cultural Coco de Umbigada

Mãe Beth de Oxum nació, se crió y todavía vive en el barrio de Guadalupe, en Olinda. Y es aquí donde ella hace política.

Ialorixá de un culto de matriz africana, ella también realiza desde hace 20 años la Sambada de Coco de Guadalupe. Y, como resultado, hoy coordina el Punto de Cultura Coco de Umbigada, que agrega acciones de medios libres con un estudio y una radio comunitaria, un laboratorio de tecnologías libres y de innovación ciudadana, y un restaurante.

«Soy una mujer, una madre con muchos hijos, paridos y no paridos, y estoy en esta línea de frente aquí, con la cultura, con la religiosidad y con una perspectiva de que podamos transformar nuestro territorio en un lugar más de nuestro ser negro, afrobrasileño, con nuestra cara, con nuestra perspectiva de ciudad», nos destaca.

En un estado que mata 60 mil personas por año – la mayoría jóvenes negros –, Mãe Beth apunta que el mayor desafío es tener política pública que atienda la demanda de la población. Por eso, en un escenario de violencia, ella quiere la cultura como protagonista para restablecer relaciones y preservar simbologías.

«Es aquí en el territorio que se dan los procesos, que se dan los embates, no, la violación de derechos, el racismo, la violencia. Entonces es aquí donde tenemos que transformarnos antes de transformar el país. Tenemos que transformar el territorio donde nosotros vivimos».

Elisângela Maranhão

Mães da Saudade

Elisângela creció en Peixinhos, pero no conoció al barrio entero cuando era niña. Eso porque, en esta región pobre de Recife, donde pandillas rivales disputaban el territorio e influenciaban el ir y venir de los habitantes – los límites se ponían por calles y no se podía cruzar de un lado al otro sin autorización.

La violencia formaba parte de la rutina de la población: casi 300 jóvenes fueron asesinados en las últimas tres décadas. El hermano de Elisângela casi fue uno de ellos. Entre idas y vueltas de los presidios, él no se resocializó hasta sufrir un atentado de otro grupo. Logró escapar de la muerte, salió del Estado y recomenzó su vida lejos de la familia.

Involucrada desde los 12 años en proyectos sociales, Elisângela sabía que precisaba hacer algo – y comenzó por los familiares que sufrían la pérdida de sus hijos. Así, hace diez años surgieron las Mães da Saudade, grupo que brinda apoyo a 60 madres que perdieron a sus hijos en homicidios. «Nosotros les facilitamos que las madres tengan contacto con las cuestiones jurídicas y puedan reivindicar la justicia para el crimen que cometieron con sus hijos», explica. Más que eso, ellas hacen rondas de charlas, diálogos, ciclos de restauración que trabajan el sentimiento en sí para superar un trauma que no termina en el velorio.

Y Elisângela sabe que su trabajo es una pequeña parte para que el cambio se produzca de hecho. «Existe un problema serio que es la dilación del derecho que nosotros vivimos. La falta de políticas de prevención, yo creo que es un gran desafío, porque nosotros estamos hablando de prevención desde el tiempo que surgimos. Pero nosotros vemos un colapso muy grande que es la falta del compromiso de esos políticos, de los representantes legales», señala.

Bell Puã

Coletivo Afronte

¿Cómo usted se descubrió como un ser político?

El Colectivo Afronte discute cuestiones étnico-raciales en escuelas públicas y universidades de Recife. Una de las integrantes es la poeta y maestra en Historia Bell Puã, que creció en un núcleo familiar negro considerado de clase media alta en la ciudad – y fue en esas contradicciones del día a día, en la discriminación racial sufrida de la tienda al elevador, donde ella descubrió qué era la política.

CONOCER LAS
INICIATIVAS

Las periferias son espacios de creación, experimentación y validación de acciones para reducir las desigualdades presentes en el día a día.

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